Juan Pozuelo

Biografía


Después de mucho pensar en la manera de construir una Web diferente he llegado a la conclusión, al menos en este momento de mi vida, de que casi todo lo que hacemos no perdura si no se realiza con el corazón, incluso así depende de tanto factores que no tiene mucho sentido hacer nada sólo con la pretensión de perdurar.

Así que decido colarme en este universo virtual con la mayor sencillez posible y que el destino siga su rumbo.

No el destino sino la historia, se escribe con las palabras de los que ganaron, la mía, mi historia, se escribe fácilmente porque no sé si alcance mucho pero desde luego me parece poco para lo que debería haber tratado de conseguir. Hay una cosa que si gané y de la que hoy, muchísimos años después de haber comenzado, me siento orgulloso, encontré el camino de para hacer sentir a los demás parte de mis emociones y mis sentimientos.

Podría decir que soy cocinero pero sería injusto, en primer lugar para otras ocupaciones, que aún relacionadas con la cocina como ha sido la docencia, han llenado la mayor parte de mi vida profesional, en segundo lugar para tantos profesionales que dedican su vida entera y plena a la cocina dignificando cada día, la mayor parte de ellos de forma callada, esta labor y en tercer lugar porque hay parte de esa profesión que todavía no he alcanzado, el dominio absoluto de los medios, los recursos, las técnicas y las materias primas.

Sería más honesto decir que soy un enamorado de la gastronomía en su conjunto, del conjunto de disciplinas que la integran manejo la cocina y trato de seguir aprendiendo cada día. Disfruto con el resto de lo relacionado con la buena mesa, la cultura, el vino, la nutrición, el menaje, la decoración, los materiales, el entorno, de todo lo que compone esta ciencia.

Pero no soy capaz de abarcar todo y más por causalidad y casualidad que por convicción, me adentré en este mundo a través de la cocina en un mes de octubre del año 1983 cuando cruzaba las puertas del Instituto Politécnico nº 1 del Ejercito –hoy casi desaparecido habiéndose llevado con él una época maravillosa de la que no tengo claro hoy si consiguió formar como pretendía intelecto y personalidad-. Cruzaba aquel arco de entrada con ilusiones castrenses que se quedaron en el camino para conquistar otras, las culinarias que me han traído hasta aquí.

Como me olvidaría seguro de algunas personas que me han aportado mucho a lo largo de mi vida, englobaré a todos ellos en tres personas a los que debo lo mucho o poco que hoy atesora mi conocimiento en cocina, por lo enseñado que fue mucho, así como por su intención por enseñarme, más allá de los conocimientos, que cada uno debe dar en función de sus talentos, y bien que lo sufrí, no tanto por el talento real cómo por el percibido que sin duda era mucho menor. Ignacio Álvarez, Javier Montes y Miguel Ángel Mingo fueron los “culpables”. Ignacio, durante muchos años director corporativo de restauración de la cadena Occidental Hoteles, se empeñó en que estudiara y cocinara cada día un poco más, Javier, quién hace años se marchó a cocinarle a los ángeles cuando aún tenía tanto por enseñarme me acompaño casi hasta el final de mi etapa en el Politécnico y me inculcó la meticulosidad de la repostería y Miguel Ángel que aunque profesor de sala me enseño mi plato de cocina, unos espaguetis al estilo del Lago di Como que elaboraba sin parar en casa.

Ese fue el punto de partida y durante largos años vinieron la Escuela Superior de Hostelería y Turismo, la Escuela Oficial de Turismo y hasta alguna aventura en la Universidad aunque esta duro menos de lo que debería haber sido una experiencia intelectual más exitosa.

Era una primavera de 1992 cuando definitivamente cambiaba mi vida para siempre, el día 1 de mayo finalizaba mi compromiso con el ejército y después de unos meses de varias actividades en octubre me incorporaba al Hotel Escuela de la Comunidad de Madrid. Fueron muchos años en diferentes responsabilidades, teniendo la suerte de contar con la participación y el conocimiento de grandes profesionales en distintas áreas y de realizar una labor maravillosa, la de tratar de despertar el interés de la restauración a los jóvenes que cada año comenzaban el curso con los ojos y las manos abiertas a un nuevo mundo.

Sería necesaria una Web dedicada en exclusiva a mi trayectoria en el Hotel Escuela, y posiblemente se convierta en una de las distintas colecciones que se vayan creando en éste cuaderno que pretende convertirse casi en un diario, presente y pasado, de lo que ha sido mi vida hasta ahora. A modo de prólogo señalaré dos cosas en relación al Hotel Escuela, una de ellas el hecho de que todo cuanto he llegado a ser profesionalmente se lo debo en gran medida a mis años pasados allí, la segunda que, a pesar de haberlo dejado en el 2006, será siempre un referente y, si así lo quiere el destino o Dios, allí volveré de nuevo.

Pero sería injusto no nombrar a otra persona que en realidad dio comienzo a la razón que me ha traído hasta aquí, me refiero a este posicionamiento en los medios, a la posibilidad de haber conocido a los más grandes y hasta poder compartir con muchos de ellos grandes y emocionantes momentos. Jaime me trajo ese anuncio que pedía cocineros para presentar un programa en un nuevo canal para una plataforma digital, era Canal Cocina y comenzaba a cerrarse el círculo.

Faltaba sólo un tramo de circunferencia que se relleno en el 2007 cuando junto con otros socios se abría Entrefogones en la sierra de Madrid. De aquella experiencia quedó mucho más que el año de trabajo, quedó la rudeza de haber probado lo mejor y lo peor del sector.

Adelante, te invito a compartir gran parte de mí, a que me cuentes lo que te parece, a aprender contigo, a tratar de mostrarte algo, a divertirnos siempre.